Sólo hasta 1996 la violencia intrafamiliar se consideró un delito, algo que significó un avance enorme en la protección de los derechos de las mujeres. Sin embargo el Código Penal solo le da una pena de uno a tres años al agresor, lo que significa que es un delito menor, excarcelable y conciliable. Si el caso de maltrato pasa a los ámbitos judiciales y el victimario es condenado, puede recibir casa por cárcel, la misma en la que están las víctimas de la agresión.
El porcentaje de casos de maltrato aumentaría dramáticamente, tanto en hombres y mujeres, si se rompiera con el miedo y la vergüenza. Veintidós de cada 100 mujeres golpeadas denuncian sus casos, esto sin contar a las miles de mujeres maltratadas sicológicamente que no entran en la cuenta. Por eso el Fondo para la Población de las Naciones Unidas señala que solo se denuncian entre el 5 y 10 por ciento de los casos.
Todos los hombres y mujeres son más que una simple cifra son seres humanos que necesitan su propio reconocimiento, pero esto no es posible su escencia lo impide y su propia estupidez le destruye.
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